LO DEMÁS ES AIRE

Autor: Juan Gómez Bárcena

Editorial: Seix Barral

Colección: Biblioteca Breve

Número de páginas: 544

El autor

Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984) es licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, en Historia y en Filosofía. A pesar de su juventud, su carrera como escritor ofrece tantos premios como títulos ha publicado. Su primer libro de cuentos, “Los que duermen” (2012) obtuvo el Premio Tormenta al Mejor Autor Revelación; “El cielo de Lima” (2014), el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2014 y el Premio Ciudad de Alcalá de Narrativa 2015; con “Kanada” consiguió el Premio Ciudad de Santander 2017 y el Premio Cálamo Otra Mirada 2017; “Ni siquiera los muertos” (2020) fue finalista del premio que el Gremio de Libreros de Madrid concede al mejor libro del año. Algunas de sus novelas han sido traducidas al inglés, francés, italiano, alemán, portugués, holandés y griego. Como crítico es el coordinador de la antología “Bajo treinta” que recoge las voces más destacadas de su generación.

“Lo demás es aire” narra… La historia de Toñanes, un pueblo pequeño, de paso entre Santillana del Mar y Comillas, a 38 kilómetros de Santander y cuyo recorrido en coche es de 1 minuto y 5 segundos. Las vidas de sus habitantes, diferentes unas de otras, en distintos años y siglos -incluida la del propio autor que relata su infancia y adolescencia en Toñanes-  ofrecen al lector el pasado y el presente de esta localidad cántabra.

El eco que deja…

Es el deseo de coger el coche y viajar a Cantabria para pasear por Toñanes: contemplar la casa que, allá por los años 80, se compraron Emilio y Mercedes; visitar el molino donde se quisieron, en 1633, Juan y Juliana; o acercarse al templete para escuchar a los músicos que tocaban en las fiestas de san Tirso e imaginar a Luis y a Teresa bailando en 1947… “Lo demás es aire” invita a observar la vida sencilla de sus habitantes (Treinta y dos casas, cuatro hoteles rurales, una iglesia, ningún bar). Cada casa, una historia. Juan Gómez Bárcenas a través del niño que buscaba dinosaurios, el mozo, el madrileño (personajes que son trasunto del propio autor) guía nuestra lectura y consigue que aprendamos que la vida rural está llena de matices.

Además…

La novela ofrece un excelente empleo de las técnicas narrativas. Relata simultáneamente todos los tiempos de la localidad cántabra. Se acumulan en la narración una historia sobre otra y otra y otra… pero los lectores no se pierden en su relato. ¿Cómo es posible? Porque recrea Toñanes como un espacio de sentimientos que surgen a través de hechos universales (la guerra, el hambre, la emigración, el racismo, la muerte…). Son los hilos que entretejen las diferentes historias y unen los relatos a través del tiempo. Para facilitar la comprensión, Juan Gómez Bárcena utiliza un recurso novedoso: copia la forma de registro de los libros parroquiales e incorpora en los márgenes de la narración las fechas del relato, así salva el uso de un tiempo no cronológico, así hace posible captar la complejidad de un mundo de millones de años en el que descubrimos que las vidas de sus habitantes pueden ser, también, nuestra historia.

Pero hay mucho más. El recurso de las palabras que de forma repetitiva enlazan momentos diferentes (… un pueblo hecho para pasar… y pasan. Pasan los buhoneros. Pasan los peones. Pasan los peregrinos. Pasa un Clío rojo) lleva al lector de un siglo a otro sin descanso y sin perderse en la narración. O los diálogos teatrales que Juan Gómez Bárcena mantiene con Llermo y Rosi (dos de los cien habitantes que viven en la actualidad en Toñanes), e intercala en la narración precedidos de sus correspondientes acotaciones, son los relatos orales que certifican el tiempo pasado y presente, como si de un ejercicio periodístico se tratase.

Para terminar…

Lo mejor de la novela es que la experiencia de leerla resulta insustituible. Una novela, un libro de historia de Toñanes, una obra que sirve para comprender cómo pasa la vida del ser humano, porque aunque suene grandilocuente, “Lo demás es aire” recrea la historia de la humanidad.  

Se  puede comparar con una gran obra de ingeniería de esas que dejan con la boca abierta  y  el  corazón  cautivado.  Es  admirable  el  trabajo  de  investigación  que  ha  realizado el autor y, aún más, la forma en la que es capaz  de ofrecer tanta información, con una prosa exquisita y sin resultar abrumador.  

Las vidas que describe son las vidas de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos,  de  todos  nuestros  antepasados  y  de las nuestras. Juan Gómez Bárcenas recorre la historia fijándose en los pequeños gestos: arrodillarse,  besar,  comer,  cortarse  el  pelo  (o  dejárselo  largo),  firmar,  oler,  encender una vela, dormirse… Enumeraciones infinitas de acciones y personas que invitan al lector a viajar en el  tiempo,  recordar su  infancia,  imaginar  épocas  pasadas,  reflexionar  sobre  el  futuro…  Y, sobre  todo, entender  que  es  de  esos  gestos  y  de  esas  personas,  de  las  que  está  construida la historia. Vidas que parecen insignificantes pero que recogen todo lo que cabe en una vida humana: pasión, envidia, amor, sacrificio, miedo, felicidad, dolor, alegría, angustia…  

Realiza, también, el autor un recorrido por la muerte que lleva a plantearnos qué  somos. Repite, como si de una letanía se tratase, nombres y nombres de personas que vivieron (y,  obviamente, murieron), despertando en nosotros esa gran pregunta existencial. Y la respuesta, al llegar a la última página de la novela es que, quizá, no somos nada; pero, a la vez, podemos llegar a serlo todo. 

“todo lo que necesito existe ya en mí”

Autora: Rupi Kaur

Traducción: Elvira Sastre

Editorial: Seix Barral 

Colección: Los Tres Mundos

Número de páginas: 200

La autora y su obra… 

Rupi Kaur nació en Punjab (India) en 1992; pero, con cuatro años, emigró con sus padres a Canadá. Estudió Retórica y Escritura en la Universidad de Ontario. Su madre la animó, desde que era muy pequeña, a que expresara con dibujos e ilustraciones lo que guardaba en su corazón. Se ha convertido en una poeta importante y muchos la conocen como la voz de su generación, la generación Y o “millennial”. 

Su primer poemario, auto-editado con tan solo 21 años,  fue “Leche y Miel (2014) y con él superó los 2,5 millones de copias vendidas. El resto de sus obras: “El sol y sus flores” (2018), “Otras maneras de usar la boca” (2018) y su última propuesta, el libro que aquí reseñamos, también han sido grandes éxitos y se han traducido a más de 42 idiomas.  

Todos sus textos están escritos en minúsculas y el único signo de puntuación que emplea es el punto. Ella misma ha confesado que se trata de un homenaje a su lengua materna: el Gurmukhi, un idioma en el que todas las letras “se tratan de la misma manera”. La autora quiere enfatizar este tipo de escritura para representar visualmente el mundo en el que quiere vivir: un mundo igualitario. Sus poemas están acompañados de ilustraciones de trazo simple, que añaden emoción e intimidad a la lectura.

“todo lo que necesito existe ya en mí”… es una muestra de la fortaleza humana, de lo que somos capaces de hacer a pesar de las circunstancias más dramáticas que podemos vivir y, también, es un ejemplo de cómo las heridas que sufrimos nos transforman para siempre, permitiéndonos descubrir la fuerza inconmensurable que habita en nuestro interior. 

Con palabras sencillas, con versos directos y amargos, con una poesía que podríamos considerar urbana, pero con una enorme elegancia, gracias a los dibujos apenas esbozados que acompañan a los poemas, Rupi Kaur es capaz de contarnos una experiencia personal traumática, un drama que ninguna persona en el mundo debería jamás sufrir, y que nos golpea brutalmente nada más comenzar el libro. La autora se desnuda y muestra sus emociones y sentimientos así como sus sombras y miedos con absoluta transparencia. 

El libro me hace pensar en un diario juvenil en el que, quien lo escribe, se va desahogando y enseña sus preocupaciones: la soledad, la angustia, la tristeza, las obsesiones, la incapacidad de ser feliz, la ansiedad de no cumplir con lo que los demás esperan, el temor a envejecer, a morir… y me transporta a mi adolescencia y a los miedos que me acompañaron durante esa etapa de mi vida. 

El poemario está dividido en cuatro partes: mente, corazón, reposo y despertar. En ellas, va explicando todo el proceso “curativo” por el que tuvo que pasar desde el terror, la inseguridad y la depresión, hasta la resistencia, la aceptación y la superación. Su evolución me reconforta y logro empatizar con ella sintiendo su fortaleza y alegría. 

Rupi Kaur demuestra ser una mujer valiente, capaz de poner voz a las preocupaciones y emociones, a los horrores y compartirlos públicamente: su escritura se convierte en una ayuda para todas las personas que pasan por situaciones similares y, también, para conocer esas realidades y, de ese modo, comprenderlas mejor. Porque fortalecer la inteligencia emocional es algo verdaderamente valioso y un hábito que tendríamos que implantar en las escuelas: escuchar al otro, ponerse en su lugar, entender cómo se siente. Solo de esta manera, podremos construir sociedades pacíficas capaces de valorar las diferencias sin rechazarlas; donde no se tenga miedo a reconocer el sexismo y el racismo imperante durante tantos años, y se trabaje concienzudamente para que las próximas generaciones encuentren comunidades más abiertas y tolerantes. 

Su prosa poética es muy sencilla, no hay grandes palabras o figuras literarias pero sí encuentro valor en su exposición transparente de algunos temas que, personalmente, me interesan: el abuso infantil, la ansiedad, la depresión, el estrés, la baja autoestima, las relaciones tóxicas… Son algunos de los temas que Rupi Kaur presenta en este maravilloso poemario, problemas de los que no solemos hablar abiertamente en nuestra sociedad pero que están ahí y merecen ser tratados. Los datos demuestran, por ejemplo, que la depresión y la ansiedad han aumentado mundialmente en los últimos años (más aún, después de la pandemia provocada por el Covid-19), tanto que algunos expertos se refieren a esta situación como la verdadera epidemia silenciosa del siglo XXI. 

El tipo de vida que llevamos, ajetreado y estresante, intentando optimizar cada hora del día, también se ha convertido en un problema que impide que podamos valorar lo verdaderamente esencial de la vida. Rupi Kaur hace una llamada a la quietud, a la calma, a centrarse en el presente y a disfrutar de lo sencillo. Ya sabemos que lo más importante nunca son las cosas materiales que tenemos y que la vida requiere tiempo, como los cultivos. 

El cuidado de la naturaleza, la amistad, el feminismo, el amor propio, el placer femenino… son otros de los temas que la autora aborda con total naturalidad y que creo pueden ayudar, en especial a las mujeres más jóvenes, a aceptarse a sí mismas tal y como son, con independencia de lo que vean en las redes sociales, sabiendo que su cuerpo es el hogar en el que vivirán el resto de sus vidas y que deben quererlo y adorarlo como si fuera sagrado. Que deben confiar en ellas sin necesidad de que nadie externo les diga lo valiosas que son. Y que deben olvidarse de lo que se supone que debe ser una mujer, para pintar su vida de muchos colores tal y como ellas deseen, haciendo ruido, diciendo lo que necesitan expresar y ocupando el espacio que se merecen. 

En muchos poemas, también, reflexiona sobre la necesidad de construir relaciones sanas que permitan el desarrollo y la plenitud de ambas partes, abandonando de una vez por todas el ideal de amor romántico que tanto mal ha hecho (y sigue haciendo) y apostando por un amor igualitario, que sume y no anule, que aporte y no reste. 

El eco que deja… 

“todo lo que necesito existe ya en mí” es un libro sencillo pero poderoso; que invita a la reflexión y a la construcción de una sociedad donde lo más importante seamos las personas y nuestros sentimientos; y donde las voces de los más desfavorecidos (los inmigrantes, los mayores, los refugiados, los que sufren acoso…) sean realmente escuchadas y valoradas. Creo que necesitamos repensar el tipo de mundo en el que queremos vivir y libros como este ayudan a hacerlo. 

“…quiero irme de este mundo sabiendo

que hice algo con mi cuerpo

más allá de intentar que pareciera perfecto” 

Rupi Kaur

«Nada»

Autora: Carmen Laforet

Editorial: Ediciones Destino

Colección: Áncora&Delfín

Número de páginas: 344

La autora

Carmen Laforet (1921–2004) estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. En 1944 escribió “Nada”, con la que obtuvo el Premio Nadal en su primera convocatoria. Tenía 23 años y se convirtió en la revelación de la narrativa española de posguerra (la novela existencial, años 40). En la siguiente década produjo gran parte de su obra: numerosos artículos, cuentos y novelas cortas, además de “La isla y los demonios” (1952) y “La mujer nueva” (Premio Nacional de Literatura en 1956). En 1963 publicó “La insolación”, primera parte de una trilogía inacabada titulada “Tres pasos fuera del tiempo”, cuya continuación, “Al volver la esquina”, editó Destino tras el fallecimiento de Carmen Laforet en 2004.

“Nada” narra… un año en la vida de Andrea, una joven de 18 años que llega a Barcelona para estudiar Letras en su Universidad. Se aloja en casa de su abuela en la calle Aribau, pero sus ilusiones y sueños chocan de inmediato con el estilo de vida que reina en ese piso. La situación familiar ha cambiado tras la Guerra Civil. Ya no es la casa lujosa que Andrea recuerda de su infancia. A medida que avanza el relato se van perfilando los seres atormentados y enloquecidos que la habitan: sus tíos Román y Juan, Gloria (mujer de este último), su tía Angustias, la abuela y la criada. La Universidad es la puerta de salida que encuentra Andrea para evadirse del clima asfixiante de la casa familiar. A pesar de todo lo que vive con su familia, consigue llevar bien sus estudios; en la facultad, conoce a jóvenes que le descubren una vida diferente: bohemia, frívola, juvenil; encuentra a Ena, quien se convertirá en su mejor amiga. Finalmente, los dos mundos que transita nuestra protagonista -la casa y la Universidad- convergen en un final dramático del que Andrea podrá escapar gracias a Ena y su familia.

El eco que deja

Termino la lectura de esta novela y me pregunto: ¿cómo puede titularse “Nada” un libro que en sus páginas encierra tanto? Carmen Laforet narra la difícil convivencia de una familia destrozada por la guerra; también, describe un mundo estudiantil universitario descuidado, superficial e indiferente a los problemas de la realidad de posguerra que ha experimentado la autora y, sobre todo, relata el viaje de aprendizaje de Andrea hacia la edad adulta. 

Los habitantes de la calle de Aribau son seres desorientados, heridos por la Guerra Civil. Román es arrogante y goza humillando e hiriendo al resto de la familia; Juan se duele de la incomprensión de los demás; Angustias representa la religiosidad fanática e intolerante; la abuela culpa al conflicto civil de la actitud violenta de Román y, también, del desquiciamiento y el maltrato que ejerce Juan sobre su mujer y sobre sus hermanos… Los lectores descubrimos en estas vidas angustiadas y desesperadas que las víctimas de la guerra no son solamente los muertos o los que quedaron heridos, sino también, personas que, como los moradores de la calle Aribau, se salvaron pero llevan para siempre la huella de la guerra en lo más profundo de sí mismos.

Como contrapunto al mundo familiar, Carmen Laforet describe la vida universitaria de Andrea. Sus nuevos amigos son jóvenes de una posición más alta que la suya. Son hijos de papá, que viven los estudios como un pasatiempo; su vida es fácil, desenfadada, distraída, inconsciente. Pons, Jaime, Ena buscan una solución individual a aquello que no les gusta, sin ninguna pretensión de cambiar el mundo. ¡Qué actuales son estos personajes! Hoy, también, en nuestra sociedad, impera el mandamiento de preocuparse por uno mismo y los demás… que se apañen como puedan.

Y en medio de estos dos mundos, Carmen Laforet sitúa a la narradora-testigo, Andrea. Unos nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Sin embargo, sus silencios, su timidez esconden una personalidad fuerte y muy sensible, que se rebela contra las convenciones sociales, que busca incansablemente la libertad: se opone a su tía Angustias, acoge a Gloria, rechaza a Pons, defiende a Ena y… se marcha con ella para comenzar de nuevo. La protagonista de “Nada” encarna la propuesta que Carmen Laforet ofrece al lector con esta historia: vivir es elegir; todo puede seguir igual pero, también, puede cambiarse.

Además

Hoy, la lectura de “Nada” sorprende por su modernidad. La relación de amor y odio entre los dos hermanos (Román y Juan) nos recuerda la lucha fratricida (es inevitable) de la Guerra Civil; pero, también, de tantos conflictos en nuestras relaciones personales. La inolvidable Gloria, maltratada por Juan y por Román, da nombre a muchas mujeres que, hoy en día, siguen siendo golpeadas y heridas. La búsqueda de libertad (Andrea), el anhelo de liberación femenina (Ena) o la decepción cuando no sabemos cómo leer el comportamiento de los demás (Pons, Gerardo) son temas que nos ocupan y preocupan y que todos llevamos en nuestra maleta personal.

Para terminar…

En el mes de septiembre de 2021 hemos celebrado el centenario del nacimiento de Carmen Laforet. Con este motivo, se han publicado nuevas obras en torno a su persona y a sus escritos que queremos nombrar en esta reseña: “Puntos de vista de una mujer”, recoge los artículos que Carmen Laforet publicó entre 1948 y 1953; “Nada (novela gráfica)”, una adaptación de Claudio Stassi; y “El libro de Carmen Laforet: vista por sí misma”, una recopilación de textos de Carmen Laforet, seleccionados y estudiados por su hijo Agustín Cerezales Laforet. Desde Rendijas, con esta entrada, nos unimos a su centenario y os invitamos a que os acerquéis a estas nuevas ediciones para conocer un poco más la obra y la personalidad de esta escritora sensible, femenina y fascinante.

«Manual de limpieza de un monje budista»

Autor: Keisuke Matsumoto

Editorial: Duomo Ediciones.

Colección: Sakura

Número de páginas: 172

El autor:

Keisuke Matsumoto es monje del templo Komyo Ji -templo de la luz resplandeciente de Buda- en el distrito de Kamichayo. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Tokio y experto en gestión empresarial. Dirige el blog del templo y sus seguidores se cuentan por miles en sus charlas y orientaciones online. Fue futbolista y perteneció al Grulla Marioka de Japón. Interesante dato biográfico que nos habla sobre su evolución interior. Es, también, padre de dos hijos y de cuatro libros de los que -en España- se han publicados dos: “Manual de limpieza de un monje budista” y “Manual de un monje budista para liberarse del ruido del mundo”.

El eco que deja…

Tropiezo por casualidad con este librito que me gana a la primera. Confieso que elegirlo para elaborar esta reseña ha sido una apuesta muy personal. 

Con lenguaje sencillo y un enunciado conciso en su título, nuestro autor nos adelanta el argumento y lo que se puede esperar de su lectura. 

La letra pequeña me crea ciertas expectativas: ”Barrer el polvo y las nubes del alma…” Su lectura no solo no me defrauda, sino que atrapa mi interés y mi deseo de encajar con el objetivo del autor: ”Conectar con nuestro yo más profundo, desde las tareas más sencillas de la vida, para descubrir otra más compleja…”. 

Los pequeños dibujos llenos de  sugerencias y la sencillez del vocabulario: hoz, tijeras, paño, calcetines, plumero, escoba, cubo, recogedor, guantes… despiertan mi simpatía y mi asombro: ¡se puede decir mucho con un vocabulario básico, de principiantes!

Sigo las páginas con gusto y con sonrisas; el gusto de dar sentido a la vida en todo momento y lugar, en toda acción y propósito; y, las sonrisas, porque ratifica mi  convencimiento: podemos dignificar y prestigiar las tareas del día a día, podemos encontrar la felicidad sin estridencias. 

El monje budista también me ha llevado al mundo de ayer. Viene a mi memoria y al recuerdo -volver a pasar por el corazón- el empeño, la dedicación, la perfección y la alegría que ponía mi madre -seguramente muchas de las vuestras, también- en estas tareas pequeñas, humildes, caseras, tan poco valoradas. Retrocediendo en los años y con la mirada de la madurez, entiendo que lo que hacían era un servicio al bien común, a la familia. Esfuerzos generosos y gratuitos para hacernos la vida más ordenada y agradable, más placentera. Descubrieron el sentido en la donación bondadosa y espléndida de todo el tiempo de su mundo para que el nuestro se agrandara y multiplicara. Y así, tan silenciosamente, nos regalaban una casa acogedora, una vida limpia, relajante para los ojos por su orden, pura al respirar, tranquila en el vivir… una vida que se acerca a la plenitud y al significado último de lo que debe ser “dar sentido”.

Por otro lado, ¡qué fácil me resulta imaginar en el alma pasillos libres de obstáculos, dependencias donde entre la luz del sol y reverbere en la blancura de sus paredes, mesas repletas de libros ordenados y abiertos por páginas señalizadas con buenos propósitos, agua clara que suene a música, silencio creativo que favorezca el encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios!

Todo resulta como una invitación permanente a adentrarnos en el hondón del alma, para crecer y descubrirnos tan humanos y, a la vez, tan necesitados de trascendencia.  

Y … dado  que nuestra aventura es la vida… ¡vivamos! Las palabras del autor nos empujan a hacer de nuestras rutinas, ritos; para encontrar en ellos el hábito de lo bueno, la humildad y el desapego; la vida consciente que favorezca una mirada nueva y nos acerque al centro del alma, transformando nuestra percepción de los pequeños actos cotidianos:

Tareas del hogar… ejercicio del espíritu.

Lavar… limpiar el pensamiento.

Cambiar el armario… renovarse por dentro.

Reparar objetos… .agotar su vida útil.

Fregar… purificar el alma.

Alinear los zapatos… recuperar el equilibrio.

Cepillar bien la boca… porque por ahí pasan las palabras.

Rotar en las tareas de limpieza… reforzar los vínculos de la familia.

Además…

El sabio budista nos lleva de la mano a recuperar figuras insignes de nuestra cultura y nuestra memoria religiosa: 

El santo de Asís, San Francisco, tan nuevo y radical, que se atrevió a revolucionar  la vida monástica, hermanándose con la naturaleza y optando por la libertad interior del  desprendimiento de todo. 

Fray Luis de León, buen estoico, abogando por la huida del mundanal ruido: “beatus ille”. 

Santa Teresa, con su intensa búsqueda de perfección en los caminos de una España desorientada, pobre y triste. 

San Juan de la Cruz y su canto a la vida, en todas sus manifestaciones, como reflejo de Dios…

La naturalidad y sobriedad  de nuestros religiosos más admirados y queridos cobran  hoy, en esta actualidad tan ruidosa y mundana, una nueva dimensión y se convierten en modelos para las aspiraciones de otros buscadores de sentido más modernos y actuales, como  Pablo d’Ors con su “Biografía del silencio” y su  invitación al sosiego y la quietud para llegar a “escuchar el grito de nuestro verdadero ser”. 

Pasado y presente, dentro fuera, arriba abajo…antónimos que nos hablan de búsqueda; símbolos y metáforas que nos llevan a desear la conjunción armónica de nuestro ser. 

Sin duda, una lectura sencilla y amable que te hará más fácil la vida. 

“Panza de burro”

Autora: Andrea Abreu

Editorial: Barrett

Fecha de publicación: junio de 2020 

Número de páginas: 176

La autora: 

Andrea Abreu nació en Icod de los Vinos (Tenerife) y tiene 26 años. Estudió periodismo en la Universidad de la Laguna y un Máster en Periodismo Cultural y Nuevas Tendencias en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Es autora del poemario Mujer sin párpados (Versátiles, 2017) y del fanzine Primavera que sangra. En 2019 fue ganadora del accésit del XXXI Premio Ana María Matute de narrativa de mujeres. Panza de burro es su primera novela. 

Ha sido seleccionada por la revista británica Granta como una de las 25 mejores escritoras de su generación.

El eco que deja…

Adictiva, original, única. Así es esta novela. Una fuerza que te atrae y no te suelta. Unas palabras que te perturban y asombran. Un volcán en plena erupción que escupe a chorro sus entrañas. 

Panza de burro no se parece a nada que hayas leído antes. Es una historia peculiar, llamativa, atrayente. Está escrita para ser leída en voz alta porque Andrea Abreu escribe como habla. Su lenguaje crudo, sórdido, en ocasiones escatológico, describe con realismo el día a día de dos niñas, sus travesuras y aventuras. Sin pudor. Además, sus capítulos cortos le dan un ritmo ágil y fresco.

El lenguaje con el que escribe Andrea Abreu es el léxico y la fonética canaria, las palabras que se usan en muchos barrios canarios donde cas significa casa y fisco, poco. 

La trama se sitúa en Tenerife, en las Islas Canarias. Un verano de principios del 2000. Un pueblo en lo alto de la isla, lejos del mar, lleno de casas inacabadas, en los márgenes de la sociedad. Y nos llama la atención porque pensar en Tenerife es pensar en las Islas Afortunadas. Imaginamos buen tiempo, turismo, diversión. Uno de los destinos más agradecidos por la naturaleza y que ya, desde la mitología de la Antigua Grecia, se las relacionaba con el Paraíso, con el lugar en el que se conseguía el descanso eterno. 

Sin embargo, Panza de burro se desarrolla en un pueblo pobre al norte de la isla de Tenerife; un pueblo en donde casi nunca hace sol porque una gran nube gris y espesa siempre cubre su cielo; una enorme masa gris que inunda de tristeza a sus habitantes. Es un lugar inacabado en el que viven familias humildes que trabajan toda la jornada en la misma isla en la que casi siempre brilla el sol y en donde los turistas se divierten disfrutando del paraíso. 

Las protagonistas de nuestra novela son dos niñas cuyas familias son humildes, pobres y… supersticiosas. Una de ellas es Isora: valiente, “echadita palante”. Una muchacha que todo lo prueba, que nunca tiene miedo. La otra es quien nos cuenta la historia, una chiquilla que sigue a Isora incondicionalmente: la envidia, la venera, la idolatra. Su padre trabaja en la construcción y su madre limpiando hoteles y casas rurales. 

Isora y su amiga viven lejos del mar y nunca van a la playa porque nadie las lleva. Las tratan sin ternura, de forma arisca, poco cariñosa. El dialecto que emplea Andrea Abreu (bruto, sucio, expresivo…) pinta un mundo atroz, muy alejado del mundo cálido y apacible en el que supuestamente viven las niñas. 

Las dos adolescentes se despiertan en un mundo desconocido para ellas, el mundo de la pubertad y descubren cambios en sus cuerpos, adquiriendo nuevos hábitos. De este modo, la amistad juvenil, el despertar de la sexualidad, el descubrimiento de la propia identidad y los límites delgados entre la amistad y lo romántico sexual son algunos de los temas que invaden la novela. 

Además…

Panza de burro nos invita a reflexionar sobre el reparto del dinero en nuestro mundo, sobre las enormes desigualdades que existen y cómo estas se esconden o ignoran. 

Es también una buena excusa para pensar en los modelos que se les presentan a las niñas como ejemplos a seguir; estereotipos que siguen fomentando la desigualdad entre hombres y mujeres, y que llevan a que las chicas se obsesionen por la belleza aparente en la delgadez de su cuerpo y no tanto por cultivar su pensamiento ni su carácter. 

Para terminar…

Panza de burro es un libro hermosísimo que os invitamos a leer y a disfrutar. Una historia monstruosa, asfixiante, imparable, única… que no os dejará indiferentes.