«Nada»

Autora: Carmen Laforet

Editorial: Ediciones Destino

Colección: Áncora&Delfín

Número de páginas: 344

La autora

Carmen Laforet (1921–2004) estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. En 1944 escribió “Nada”, con la que obtuvo el Premio Nadal en su primera convocatoria. Tenía 23 años y se convirtió en la revelación de la narrativa española de posguerra (la novela existencial, años 40). En la siguiente década produjo gran parte de su obra: numerosos artículos, cuentos y novelas cortas, además de “La isla y los demonios” (1952) y “La mujer nueva” (Premio Nacional de Literatura en 1956). En 1963 publicó “La insolación”, primera parte de una trilogía inacabada titulada “Tres pasos fuera del tiempo”, cuya continuación, “Al volver la esquina”, editó Destino tras el fallecimiento de Carmen Laforet en 2004.

“Nada” narra… un año en la vida de Andrea, una joven de 18 años que llega a Barcelona para estudiar Letras en su Universidad. Se aloja en casa de su abuela en la calle Aribau, pero sus ilusiones y sueños chocan de inmediato con el estilo de vida que reina en ese piso. La situación familiar ha cambiado tras la Guerra Civil. Ya no es la casa lujosa que Andrea recuerda de su infancia. A medida que avanza el relato se van perfilando los seres atormentados y enloquecidos que la habitan: sus tíos Román y Juan, Gloria (mujer de este último), su tía Angustias, la abuela y la criada. La Universidad es la puerta de salida que encuentra Andrea para evadirse del clima asfixiante de la casa familiar. A pesar de todo lo que vive con su familia, consigue llevar bien sus estudios; en la facultad, conoce a jóvenes que le descubren una vida diferente: bohemia, frívola, juvenil; encuentra a Ena, quien se convertirá en su mejor amiga. Finalmente, los dos mundos que transita nuestra protagonista -la casa y la Universidad- convergen en un final dramático del que Andrea podrá escapar gracias a Ena y su familia.

El eco que deja

Termino la lectura de esta novela y me pregunto: ¿cómo puede titularse “Nada” un libro que en sus páginas encierra tanto? Carmen Laforet narra la difícil convivencia de una familia destrozada por la guerra; también, describe un mundo estudiantil universitario descuidado, superficial e indiferente a los problemas de la realidad de posguerra que ha experimentado la autora y, sobre todo, relata el viaje de aprendizaje de Andrea hacia la edad adulta. 

Los habitantes de la calle de Aribau son seres desorientados, heridos por la Guerra Civil. Román es arrogante y goza humillando e hiriendo al resto de la familia; Juan se duele de la incomprensión de los demás; Angustias representa la religiosidad fanática e intolerante; la abuela culpa al conflicto civil de la actitud violenta de Román y, también, del desquiciamiento y el maltrato que ejerce Juan sobre su mujer y sobre sus hermanos… Los lectores descubrimos en estas vidas angustiadas y desesperadas que las víctimas de la guerra no son solamente los muertos o los que quedaron heridos, sino también, personas que, como los moradores de la calle Aribau, se salvaron pero llevan para siempre la huella de la guerra en lo más profundo de sí mismos.

Como contrapunto al mundo familiar, Carmen Laforet describe la vida universitaria de Andrea. Sus nuevos amigos son jóvenes de una posición más alta que la suya. Son hijos de papá, que viven los estudios como un pasatiempo; su vida es fácil, desenfadada, distraída, inconsciente. Pons, Jaime, Ena buscan una solución individual a aquello que no les gusta, sin ninguna pretensión de cambiar el mundo. ¡Qué actuales son estos personajes! Hoy, también, en nuestra sociedad, impera el mandamiento de preocuparse por uno mismo y los demás… que se apañen como puedan.

Y en medio de estos dos mundos, Carmen Laforet sitúa a la narradora-testigo, Andrea. Unos nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible libertarme. Sin embargo, sus silencios, su timidez esconden una personalidad fuerte y muy sensible, que se rebela contra las convenciones sociales, que busca incansablemente la libertad: se opone a su tía Angustias, acoge a Gloria, rechaza a Pons, defiende a Ena y… se marcha con ella para comenzar de nuevo. La protagonista de “Nada” encarna la propuesta que Carmen Laforet ofrece al lector con esta historia: vivir es elegir; todo puede seguir igual pero, también, puede cambiarse.

Además

Hoy, la lectura de “Nada” sorprende por su modernidad. La relación de amor y odio entre los dos hermanos (Román y Juan) nos recuerda la lucha fratricida (es inevitable) de la Guerra Civil; pero, también, de tantos conflictos en nuestras relaciones personales. La inolvidable Gloria, maltratada por Juan y por Román, da nombre a muchas mujeres que, hoy en día, siguen siendo golpeadas y heridas. La búsqueda de libertad (Andrea), el anhelo de liberación femenina (Ena) o la decepción cuando no sabemos cómo leer el comportamiento de los demás (Pons, Gerardo) son temas que nos ocupan y preocupan y que todos llevamos en nuestra maleta personal.

Para terminar…

En el mes de septiembre de 2021 hemos celebrado el centenario del nacimiento de Carmen Laforet. Con este motivo, se han publicado nuevas obras en torno a su persona y a sus escritos que queremos nombrar en esta reseña: “Puntos de vista de una mujer”, recoge los artículos que Carmen Laforet publicó entre 1948 y 1953; “Nada (novela gráfica)”, una adaptación de Claudio Stassi; y “El libro de Carmen Laforet: vista por sí misma”, una recopilación de textos de Carmen Laforet, seleccionados y estudiados por su hijo Agustín Cerezales Laforet. Desde Rendijas, con esta entrada, nos unimos a su centenario y os invitamos a que os acerquéis a estas nuevas ediciones para conocer un poco más la obra y la personalidad de esta escritora sensible, femenina y fascinante.

“Panza de burro”

Autora: Andrea Abreu

Editorial: Barrett

Fecha de publicación: junio de 2020 

Número de páginas: 176

La autora: 

Andrea Abreu nació en Icod de los Vinos (Tenerife) y tiene 26 años. Estudió periodismo en la Universidad de la Laguna y un Máster en Periodismo Cultural y Nuevas Tendencias en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Es autora del poemario Mujer sin párpados (Versátiles, 2017) y del fanzine Primavera que sangra. En 2019 fue ganadora del accésit del XXXI Premio Ana María Matute de narrativa de mujeres. Panza de burro es su primera novela. 

Ha sido seleccionada por la revista británica Granta como una de las 25 mejores escritoras de su generación.

El eco que deja…

Adictiva, original, única. Así es esta novela. Una fuerza que te atrae y no te suelta. Unas palabras que te perturban y asombran. Un volcán en plena erupción que escupe a chorro sus entrañas. 

Panza de burro no se parece a nada que hayas leído antes. Es una historia peculiar, llamativa, atrayente. Está escrita para ser leída en voz alta porque Andrea Abreu escribe como habla. Su lenguaje crudo, sórdido, en ocasiones escatológico, describe con realismo el día a día de dos niñas, sus travesuras y aventuras. Sin pudor. Además, sus capítulos cortos le dan un ritmo ágil y fresco.

El lenguaje con el que escribe Andrea Abreu es el léxico y la fonética canaria, las palabras que se usan en muchos barrios canarios donde cas significa casa y fisco, poco. 

La trama se sitúa en Tenerife, en las Islas Canarias. Un verano de principios del 2000. Un pueblo en lo alto de la isla, lejos del mar, lleno de casas inacabadas, en los márgenes de la sociedad. Y nos llama la atención porque pensar en Tenerife es pensar en las Islas Afortunadas. Imaginamos buen tiempo, turismo, diversión. Uno de los destinos más agradecidos por la naturaleza y que ya, desde la mitología de la Antigua Grecia, se las relacionaba con el Paraíso, con el lugar en el que se conseguía el descanso eterno. 

Sin embargo, Panza de burro se desarrolla en un pueblo pobre al norte de la isla de Tenerife; un pueblo en donde casi nunca hace sol porque una gran nube gris y espesa siempre cubre su cielo; una enorme masa gris que inunda de tristeza a sus habitantes. Es un lugar inacabado en el que viven familias humildes que trabajan toda la jornada en la misma isla en la que casi siempre brilla el sol y en donde los turistas se divierten disfrutando del paraíso. 

Las protagonistas de nuestra novela son dos niñas cuyas familias son humildes, pobres y… supersticiosas. Una de ellas es Isora: valiente, “echadita palante”. Una muchacha que todo lo prueba, que nunca tiene miedo. La otra es quien nos cuenta la historia, una chiquilla que sigue a Isora incondicionalmente: la envidia, la venera, la idolatra. Su padre trabaja en la construcción y su madre limpiando hoteles y casas rurales. 

Isora y su amiga viven lejos del mar y nunca van a la playa porque nadie las lleva. Las tratan sin ternura, de forma arisca, poco cariñosa. El dialecto que emplea Andrea Abreu (bruto, sucio, expresivo…) pinta un mundo atroz, muy alejado del mundo cálido y apacible en el que supuestamente viven las niñas. 

Las dos adolescentes se despiertan en un mundo desconocido para ellas, el mundo de la pubertad y descubren cambios en sus cuerpos, adquiriendo nuevos hábitos. De este modo, la amistad juvenil, el despertar de la sexualidad, el descubrimiento de la propia identidad y los límites delgados entre la amistad y lo romántico sexual son algunos de los temas que invaden la novela. 

Además…

Panza de burro nos invita a reflexionar sobre el reparto del dinero en nuestro mundo, sobre las enormes desigualdades que existen y cómo estas se esconden o ignoran. 

Es también una buena excusa para pensar en los modelos que se les presentan a las niñas como ejemplos a seguir; estereotipos que siguen fomentando la desigualdad entre hombres y mujeres, y que llevan a que las chicas se obsesionen por la belleza aparente en la delgadez de su cuerpo y no tanto por cultivar su pensamiento ni su carácter. 

Para terminar…

Panza de burro es un libro hermosísimo que os invitamos a leer y a disfrutar. Una historia monstruosa, asfixiante, imparable, única… que no os dejará indiferentes.