“todo lo que necesito existe ya en mí”

Autora: Rupi Kaur

Traducción: Elvira Sastre

Editorial: Seix Barral 

Colección: Los Tres Mundos

Número de páginas: 200

La autora y su obra… 

Rupi Kaur nació en Punjab (India) en 1992; pero, con cuatro años, emigró con sus padres a Canadá. Estudió Retórica y Escritura en la Universidad de Ontario. Su madre la animó, desde que era muy pequeña, a que expresara con dibujos e ilustraciones lo que guardaba en su corazón. Se ha convertido en una poeta importante y muchos la conocen como la voz de su generación, la generación Y o “millennial”. 

Su primer poemario, auto-editado con tan solo 21 años,  fue “Leche y Miel (2014) y con él superó los 2,5 millones de copias vendidas. El resto de sus obras: “El sol y sus flores” (2018), “Otras maneras de usar la boca” (2018) y su última propuesta, el libro que aquí reseñamos, también han sido grandes éxitos y se han traducido a más de 42 idiomas.  

Todos sus textos están escritos en minúsculas y el único signo de puntuación que emplea es el punto. Ella misma ha confesado que se trata de un homenaje a su lengua materna: el Gurmukhi, un idioma en el que todas las letras “se tratan de la misma manera”. La autora quiere enfatizar este tipo de escritura para representar visualmente el mundo en el que quiere vivir: un mundo igualitario. Sus poemas están acompañados de ilustraciones de trazo simple, que añaden emoción e intimidad a la lectura.

“todo lo que necesito existe ya en mí”… es una muestra de la fortaleza humana, de lo que somos capaces de hacer a pesar de las circunstancias más dramáticas que podemos vivir y, también, es un ejemplo de cómo las heridas que sufrimos nos transforman para siempre, permitiéndonos descubrir la fuerza inconmensurable que habita en nuestro interior. 

Con palabras sencillas, con versos directos y amargos, con una poesía que podríamos considerar urbana, pero con una enorme elegancia, gracias a los dibujos apenas esbozados que acompañan a los poemas, Rupi Kaur es capaz de contarnos una experiencia personal traumática, un drama que ninguna persona en el mundo debería jamás sufrir, y que nos golpea brutalmente nada más comenzar el libro. La autora se desnuda y muestra sus emociones y sentimientos así como sus sombras y miedos con absoluta transparencia. 

El libro me hace pensar en un diario juvenil en el que, quien lo escribe, se va desahogando y enseña sus preocupaciones: la soledad, la angustia, la tristeza, las obsesiones, la incapacidad de ser feliz, la ansiedad de no cumplir con lo que los demás esperan, el temor a envejecer, a morir… y me transporta a mi adolescencia y a los miedos que me acompañaron durante esa etapa de mi vida. 

El poemario está dividido en cuatro partes: mente, corazón, reposo y despertar. En ellas, va explicando todo el proceso “curativo” por el que tuvo que pasar desde el terror, la inseguridad y la depresión, hasta la resistencia, la aceptación y la superación. Su evolución me reconforta y logro empatizar con ella sintiendo su fortaleza y alegría. 

Rupi Kaur demuestra ser una mujer valiente, capaz de poner voz a las preocupaciones y emociones, a los horrores y compartirlos públicamente: su escritura se convierte en una ayuda para todas las personas que pasan por situaciones similares y, también, para conocer esas realidades y, de ese modo, comprenderlas mejor. Porque fortalecer la inteligencia emocional es algo verdaderamente valioso y un hábito que tendríamos que implantar en las escuelas: escuchar al otro, ponerse en su lugar, entender cómo se siente. Solo de esta manera, podremos construir sociedades pacíficas capaces de valorar las diferencias sin rechazarlas; donde no se tenga miedo a reconocer el sexismo y el racismo imperante durante tantos años, y se trabaje concienzudamente para que las próximas generaciones encuentren comunidades más abiertas y tolerantes. 

Su prosa poética es muy sencilla, no hay grandes palabras o figuras literarias pero sí encuentro valor en su exposición transparente de algunos temas que, personalmente, me interesan: el abuso infantil, la ansiedad, la depresión, el estrés, la baja autoestima, las relaciones tóxicas… Son algunos de los temas que Rupi Kaur presenta en este maravilloso poemario, problemas de los que no solemos hablar abiertamente en nuestra sociedad pero que están ahí y merecen ser tratados. Los datos demuestran, por ejemplo, que la depresión y la ansiedad han aumentado mundialmente en los últimos años (más aún, después de la pandemia provocada por el Covid-19), tanto que algunos expertos se refieren a esta situación como la verdadera epidemia silenciosa del siglo XXI. 

El tipo de vida que llevamos, ajetreado y estresante, intentando optimizar cada hora del día, también se ha convertido en un problema que impide que podamos valorar lo verdaderamente esencial de la vida. Rupi Kaur hace una llamada a la quietud, a la calma, a centrarse en el presente y a disfrutar de lo sencillo. Ya sabemos que lo más importante nunca son las cosas materiales que tenemos y que la vida requiere tiempo, como los cultivos. 

El cuidado de la naturaleza, la amistad, el feminismo, el amor propio, el placer femenino… son otros de los temas que la autora aborda con total naturalidad y que creo pueden ayudar, en especial a las mujeres más jóvenes, a aceptarse a sí mismas tal y como son, con independencia de lo que vean en las redes sociales, sabiendo que su cuerpo es el hogar en el que vivirán el resto de sus vidas y que deben quererlo y adorarlo como si fuera sagrado. Que deben confiar en ellas sin necesidad de que nadie externo les diga lo valiosas que son. Y que deben olvidarse de lo que se supone que debe ser una mujer, para pintar su vida de muchos colores tal y como ellas deseen, haciendo ruido, diciendo lo que necesitan expresar y ocupando el espacio que se merecen. 

En muchos poemas, también, reflexiona sobre la necesidad de construir relaciones sanas que permitan el desarrollo y la plenitud de ambas partes, abandonando de una vez por todas el ideal de amor romántico que tanto mal ha hecho (y sigue haciendo) y apostando por un amor igualitario, que sume y no anule, que aporte y no reste. 

El eco que deja… 

“todo lo que necesito existe ya en mí” es un libro sencillo pero poderoso; que invita a la reflexión y a la construcción de una sociedad donde lo más importante seamos las personas y nuestros sentimientos; y donde las voces de los más desfavorecidos (los inmigrantes, los mayores, los refugiados, los que sufren acoso…) sean realmente escuchadas y valoradas. Creo que necesitamos repensar el tipo de mundo en el que queremos vivir y libros como este ayudan a hacerlo. 

“…quiero irme de este mundo sabiendo

que hice algo con mi cuerpo

más allá de intentar que pareciera perfecto” 

Rupi Kaur

«Manual de limpieza de un monje budista»

Autor: Keisuke Matsumoto

Editorial: Duomo Ediciones.

Colección: Sakura

Número de páginas: 172

El autor:

Keisuke Matsumoto es monje del templo Komyo Ji -templo de la luz resplandeciente de Buda- en el distrito de Kamichayo. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Tokio y experto en gestión empresarial. Dirige el blog del templo y sus seguidores se cuentan por miles en sus charlas y orientaciones online. Fue futbolista y perteneció al Grulla Marioka de Japón. Interesante dato biográfico que nos habla sobre su evolución interior. Es, también, padre de dos hijos y de cuatro libros de los que -en España- se han publicados dos: “Manual de limpieza de un monje budista” y “Manual de un monje budista para liberarse del ruido del mundo”.

El eco que deja…

Tropiezo por casualidad con este librito que me gana a la primera. Confieso que elegirlo para elaborar esta reseña ha sido una apuesta muy personal. 

Con lenguaje sencillo y un enunciado conciso en su título, nuestro autor nos adelanta el argumento y lo que se puede esperar de su lectura. 

La letra pequeña me crea ciertas expectativas: ”Barrer el polvo y las nubes del alma…” Su lectura no solo no me defrauda, sino que atrapa mi interés y mi deseo de encajar con el objetivo del autor: ”Conectar con nuestro yo más profundo, desde las tareas más sencillas de la vida, para descubrir otra más compleja…”. 

Los pequeños dibujos llenos de  sugerencias y la sencillez del vocabulario: hoz, tijeras, paño, calcetines, plumero, escoba, cubo, recogedor, guantes… despiertan mi simpatía y mi asombro: ¡se puede decir mucho con un vocabulario básico, de principiantes!

Sigo las páginas con gusto y con sonrisas; el gusto de dar sentido a la vida en todo momento y lugar, en toda acción y propósito; y, las sonrisas, porque ratifica mi  convencimiento: podemos dignificar y prestigiar las tareas del día a día, podemos encontrar la felicidad sin estridencias. 

El monje budista también me ha llevado al mundo de ayer. Viene a mi memoria y al recuerdo -volver a pasar por el corazón- el empeño, la dedicación, la perfección y la alegría que ponía mi madre -seguramente muchas de las vuestras, también- en estas tareas pequeñas, humildes, caseras, tan poco valoradas. Retrocediendo en los años y con la mirada de la madurez, entiendo que lo que hacían era un servicio al bien común, a la familia. Esfuerzos generosos y gratuitos para hacernos la vida más ordenada y agradable, más placentera. Descubrieron el sentido en la donación bondadosa y espléndida de todo el tiempo de su mundo para que el nuestro se agrandara y multiplicara. Y así, tan silenciosamente, nos regalaban una casa acogedora, una vida limpia, relajante para los ojos por su orden, pura al respirar, tranquila en el vivir… una vida que se acerca a la plenitud y al significado último de lo que debe ser “dar sentido”.

Por otro lado, ¡qué fácil me resulta imaginar en el alma pasillos libres de obstáculos, dependencias donde entre la luz del sol y reverbere en la blancura de sus paredes, mesas repletas de libros ordenados y abiertos por páginas señalizadas con buenos propósitos, agua clara que suene a música, silencio creativo que favorezca el encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios!

Todo resulta como una invitación permanente a adentrarnos en el hondón del alma, para crecer y descubrirnos tan humanos y, a la vez, tan necesitados de trascendencia.  

Y … dado  que nuestra aventura es la vida… ¡vivamos! Las palabras del autor nos empujan a hacer de nuestras rutinas, ritos; para encontrar en ellos el hábito de lo bueno, la humildad y el desapego; la vida consciente que favorezca una mirada nueva y nos acerque al centro del alma, transformando nuestra percepción de los pequeños actos cotidianos:

Tareas del hogar… ejercicio del espíritu.

Lavar… limpiar el pensamiento.

Cambiar el armario… renovarse por dentro.

Reparar objetos… .agotar su vida útil.

Fregar… purificar el alma.

Alinear los zapatos… recuperar el equilibrio.

Cepillar bien la boca… porque por ahí pasan las palabras.

Rotar en las tareas de limpieza… reforzar los vínculos de la familia.

Además…

El sabio budista nos lleva de la mano a recuperar figuras insignes de nuestra cultura y nuestra memoria religiosa: 

El santo de Asís, San Francisco, tan nuevo y radical, que se atrevió a revolucionar  la vida monástica, hermanándose con la naturaleza y optando por la libertad interior del  desprendimiento de todo. 

Fray Luis de León, buen estoico, abogando por la huida del mundanal ruido: “beatus ille”. 

Santa Teresa, con su intensa búsqueda de perfección en los caminos de una España desorientada, pobre y triste. 

San Juan de la Cruz y su canto a la vida, en todas sus manifestaciones, como reflejo de Dios…

La naturalidad y sobriedad  de nuestros religiosos más admirados y queridos cobran  hoy, en esta actualidad tan ruidosa y mundana, una nueva dimensión y se convierten en modelos para las aspiraciones de otros buscadores de sentido más modernos y actuales, como  Pablo d’Ors con su “Biografía del silencio” y su  invitación al sosiego y la quietud para llegar a “escuchar el grito de nuestro verdadero ser”. 

Pasado y presente, dentro fuera, arriba abajo…antónimos que nos hablan de búsqueda; símbolos y metáforas que nos llevan a desear la conjunción armónica de nuestro ser. 

Sin duda, una lectura sencilla y amable que te hará más fácil la vida.